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lunes, 7 de julio de 2008


Hay mucha gente que encuentro amorosa, buena onda, inteligente, pero por una u otra razón no tienen mucha suerte a la hora de emparejarse o hacer amistades. Tratando de observar desde afuera, me atrevo a decir que esta buena o mala suerte para relacionarse con los demás, corresponde en gran medida a los dotes de buen conversador que pueda ser cada persona, y dentro de los malos conversadores, alcanzo a descubrir estas 5 categorías:
1. La que cuando conversa con alguien, no hace mas que asentir a lo que el otro opina y, si en algo discrepa, poco a poco va cambiando su postura para evitar cualquier tipo de confrontación o argumento.
2. La que transforma el diálogo en monólogo. Cuando conversa mete preguntas del tipo “y por qué, te preguntarás tú” dentro de la conversación, y peor aún, se responde sola diciendo “yo te voy a decir por qué”. Suele caer en temas que son de su personal interés y acentúa su discurso con la mal aplicada frase “cuento corto…”, cuando en verdad no saben optimizar palabras, lo que probablemente se base en que:a) No tiene mucha gente con quién conversar (lo que sería contraproducente porque entonces debería aprovechar del interlocutor del que dispone en lugar de gastárselo)b) No tiene ninguna conciencia o interés por la paciencia del otro.
3. El que no habla. Le comentas algo esperando alguna reacción y esta nunca llega. Los silencios incómodos se vuelven eternos, y con ellos, casi normales.
4. El que no logra llegar del punto A al punto B sin desviarse. Proporcionan una sobredosis de información innecesariainterrumpiéndose incluso a si mismos, antes de llegar al desenlace. Ejemplo:- Fuiste a clase ayer?- Cuando estaba por salir sonó el teléfono, ah, verdad que tengo que ir a cambiar mi celular, bueno, y entonces me llamó la Jime, te acordai de la Jime?, si po, sigue viviendo en Viña, si la otra vez que vino a Santiago nos juntamos en un café que me encantó, cómo se llamaba?..
5. El desconcentrado. Le haces una broma y no se ríe, no porque la encuentre mala sino porque no la escuchó, estaba pensando en otra cosa o distraído con la gente de alrededor. Ejemplo: El papá de Amelie, quien estaba tan inmerso en sus propios pensamientos que ella podía decirle “me dio un ataque al corazón, me hice dos abortos y soy drogadicta” sin que el se inmutara.
No creo que existan fórmulas para ser un buen conversador (claro, deben existir libros de autoayuda del tipo “sepa cómo hablar y manipular a las personas” que contarán con listas de esquematizados tips), lo único que se me ocurre al observar a las personas que me parecen entretenidas y con quienes da gusto sentarse a charlar, es contar cosas que al otro le puedan interesar en algún punto, y que para ser un buen conversador hay que también saber escuchar